Miggy_LoveStory

Comenzó, como las historias de amor más inesperadas, en una tarde cualquiera en Asunción.

De hecho, fue una tarde cualquiera en un pequeño, polvoriento y desigual campo de fútbol. Alexia había accedido a ver a su hermano Alejandro jugar en un partido juvenil de la Academia de Cerro Porteño, más por deber familiar que por un verdadero interés. Después de muchos intentos, fue su prima quien convenció a Alexia de ir al campo a animar a 'Ale'.

“Por favor, acompáñame, no quiero ir sola con el abuelo”, le dijo la prima de Alexia en ese momento, y aunque prefería quedarse en casa, Alexia accedió. Era la prima quien estaba atenta al juego de Alejandro, y no fue hasta que Alexia se vio obligada a enfocarse en el partido que levantó la mirada.

“En ese momento tenía un BlackBerry, perdí toda la señal y se me acabó la batería”, recuerda Alexia sobre ese día, encogiéndose de hombros sin mostrar ninguna emoción. “Comenzó el segundo tiempo del partido de mi hermano, dejé el teléfono y me puse a ver el juego. Mientras veía, veo a un chico con la camiseta número 10, y estaba corriendo de un extremo al otro, y de ese extremo al otro, y de vuelta”.

Ese chico parecía correr no solo con las piernas, sino con el corazón. Esa visión la conmovió mientras se quedaba hipnotizada, sin ver a su hermano, sino a ese otro chico, delgado y bajo. Sucedió, como suele ocurrir en las historias de amor, que el número 10 marcó uno de los goles de la victoria, y la curiosidad se convirtió en intriga. ¿Quién era ese muchacho?

Para Alexia, que venía de una familia de futbolistas, ver a este chico jugar de esa manera fue amor a primera vista, aunque no sin cierta dificultad. “Soy miope. No veo muy bien, así que nunca le vi la cara, solo lo vi jugar”, dice Alexia con una sonrisa que rivalizaba con la de aquel rápido goleador. Descubrió su nombre: Miguel Almirón.

“No creo que se haya enamorado de mí por mi cara, de eso estoy seguro”, bromea Miguel Almirón, ahora un hombre de 31 años que ya no es tan niño.

Poco después, ella le pidió una foto y, con la audacia de la juventud, Alexia le envió una solicitud de amistad en Facebook, que Miguel no dudó en aceptar. Los mensajes se convirtieron en conversaciones, y una noche, para su propia sorpresa, Alexia lo invitó a su casa. Era tarde, demasiado tarde para algo tan atrevido, pero Miguel no vaciló.

“Recibo una llamada de mi papá que me dice que un compañero mío está aquí en casa. Me pasa el teléfono y era Miguel”, recuerda Alejandro, que no estaba en casa en ese momento. Aunque Alejandro fingió estar molesto, en el fondo sintió la verdad: Miguel era diferente. Era humilde, genuino, y transmitía una bondad que tranquilizó a un hermano protector. Esa noche marcó el comienzo de un amor que crecería junto a la carrera de Miguel, desde los campos de la academia de Cerro Porteño hasta los grandes estadios del mundo.

Miguel Almirón Contar Contigo | Documental

Miguel Almirón Contar Contigo | Documental

La película explora su incansable búsqueda por alcanzar la excelencia, su importante papel en regresar a Paraguay a una Copa Mundial después de 16 años, y el amor inquebrantable de su esposa Alexia y su familia, quienes siguen marcando su camino. Es una historia de resiliencia, identidad y el poder del hogar.

Decisiones y Sacrificios

Cuando Miguel fue transferido a Lanús en Argentina, la joven pareja enfrentó su primera gran prueba. Todo sucedió rápido, una sorpresa que ninguno de los dos había anticipado. Con la vida de Miguel a punto de cambiar para siempre, tuvieron que tomar una decisión: separarse o dar el salto juntos. Eligieron el amor, y Alexia se convirtió en el ancla de Miguel, acompañándolo a lo desconocido.

Juntos aprendieron que el amor no se trata solo de romance, sino de sacrificio. Alexia dejó atrás la comodidad de su mundo para seguir el de Miguel. Lo acompañó en ciudades extranjeras, a través de temporadas de gloria y momentos de duras críticas. En Inglaterra, cuando Miguel se unió al Newcastle United, Alexia soportó uno de los períodos más oscuros de su vida.

Su abuelo, el hombre que consideraba la persona más importante de su mundo, enfermó y falleció durante la pandemia de COVID-19. Confinada por las restricciones, no pudo regresar a Paraguay para despedirse. El dolor la agobió. Pero Miguel nunca la dejó cargarlo sola. La sostuvo en el silencio y en el amor, recordándole que incluso en los lugares más solitarios, todavía se tenían el uno al otro.

Y luego llegó Francesco.

“Me di cuenta de que estaba embarazada justo cuando caí en una depresión por la partida de mi abuelo. No había forma de que pudiera salir de eso”, dice Alexia. “Fue difícil, lloraba todos los días. Miguel estaba jugando, y al mismo tiempo yo tenía que cuidar al bebé, asegurarme de que estuviera sano, saber que su pequeño corazón estaba latiendo”. “Francesco fue un regalo de Dios”.

Francesco, que ahora tiene cuatro años, fue un pequeño milagro que llegó para recordarle la esperanza cuando el mundo se sentía cruel. Para Miguel y Alexia, Francesco no era solo un niño, sino una razón para convertirse en mejores padres, mejores compañeros, mejores personas.

Screenshot 2025-09-29 at 10.31.02 AM

La Paternidad lo Redefinió Todo

Sin importar las exigencias del fútbol, los traspasos, los entrenamientos, el escrutinio de los medios, los horarios implacables, Miguel y Alexia se comprometieron a darle a Francesco una infancia arraigada en la felicidad, el amor y la fuerza de la familia. No les importa si se convierte en futbolista o sigue un camino diferente; lo que les importa es que se convierta en un ser humano bueno y alegre.

Sus vidas ahora giran en torno a la creación de ese mundo para él. Incluso cuando océanos y estadios los separan de sus familiares, Miguel y Alexia se aseguran de que Francesco se sienta conectado con sus raíces. Vacaciones en Paraguay, visitas familiares siempre que sea posible a Newcastle y Atlanta, videollamadas y tradiciones llevadas a través de las fronteras, trabajan incansablemente para asegurar que crezca sabiendo de dónde viene y quién lo apoya.

Esa cercanía con la familia siempre los ha mantenido con los pies en la tierra. No importa cuán lejos haya llevado la carrera de Miguel, él y Alexia llevan a Paraguay en sus corazones. Nunca dejan pasar más de un mes sin reconectarse con sus familias en persona, siempre que es posible. Y cuando Miguel viste la camiseta de la selección nacional, Alexia también está allí, en las gradas o a su lado, compartiendo cada victoria y cada desilusión.

A pesar de todo, su historia de amor se ha mantenido firme. No es un cuento de hadas de alegría sin esfuerzo; es una historia de resiliencia, de elegirse el uno al otro una y otra vez a pesar del peso de la distancia, el sacrificio y el escrutinio.

El brillo de Miguel en el campo resplandece aún más gracias a la base que Alexia le proporciona fuera de él. Su fe en él, sus sacrificios, su fuerza silenciosa, estas fuerzas invisibles han impulsado su viaje. A cambio, Miguel nunca ha dejado de honrar su compromiso. Le ha entregado su éxito, su cuidado, su presencia, su corazón. Ante el fracaso o la crítica, él recurre a ella; en los momentos de triunfo, él los comparte con ella primero. Su amor es una asociación forjada en el coraje y probada por las circunstancias, y continúa evolucionando con cada nuevo capítulo.

La historia de Miguel Almirón a menudo se cuenta en goles, traspasos y logros. Pero detrás de cada carrera, cada celebración, cada sueño cumplido, está Alexia. La chica que una vez se fijó en un chico delgado con la camiseta número 10 eligió caminar junto a él en cada giro de la vida.

Juntos, han construido no solo una familia, sino un hogar, uno que persiste a través de continentes y estadios. Un hogar donde Francesco crece rodeado de amor. Un hogar arraigado en el sacrificio que demuestra que incluso en medio de la conmoción del fútbol profesional, las victorias más verdaderas se encuentran no en el campo, sino en los lazos que cultivamos, la familia que apreciamos y el amor que elegimos cada día.

Miguel_Family
2025 Multi Match Plans

2025 Multi Match Plans

Our Multi Match Plans include a package for everyone. Tickets available now online or you can contact us at ticketsales@atlutd.com or 470-341-1500 to connect with an Atlanta United representative.